¿De qué cambio estamos hablando?
Por: Felisa Victoriano
De acuerdo con Torres (2005), ni el cambio ni la
innovación ni la forma son buenos por sí mismos: todo depende de la orientación
y el sentido de los cambios propuestos. “Adaptarse al
cambio” es la consigna para la educación del modelo liberal predominante.
Esta
petición que se hace a la educación, entendemos, que lejos de ayudar a formar
seres capaces de pensar, de criticar, de transformar las cosas para lograr una
vida mejor, más bien los coloca en un sitial de conformismo que les dice: esto es lo que hay y se les
pide que en base a ello deben producir; bien lo mencionaba Torres (2000), al
decir que en la formulación de los objetivos de la educación y el cambio educativo
a nivel mundial primó el enfoque de capital humano que ve en la educación esencialmente
la herramienta para producir trabajadores calificados, útiles a las necesidades
de la empresa, versátiles y flexibles para adecuarse a los cambios.
Visto
todo esto, se confirma que han quedado atrás los objetivos y fines de la
educación que hablaban de concienciación, emancipación, liberación, desarrollo
del pensamiento crítico y la autonomía, y de valores como la honestidad, la
cooperación y la solidaridad ("bondades humanas").
En
el caso de la República dominicana, dentro de sus fines, en el literal a)
menciona el siguiente:
Formar personas, hombres y mujeres,
libres, críticos y creativos, capaces de
participar y constituir una sociedad libre, democrática
y participativa, justa y solidaria; aptos para cuestionarla en
forma permanente; que combinen el trabajo productivo, el servicio comunitario
y la formación humanística, científica y tecnológica con el
disfrute del acervo cultural de la humanidad, para contribuir al
desarrollo nacional y a su propio desarrollo. (Ley General de Educación de la
República Dominicana. 66-97).
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Creemos,
que aunque hayan quedado atrás las bondades humanas que facilitarían lograr este
primer fin de nuestra educación, (y que consideramos definirá o apoyará el
logro de los fines siguientes) esto no es imposible, pues “cambiando” podemos formar
a esos hombres y mujeres que necesitamos, aportando lo mínimo, de manera
oportuna, desde el sitial en que estemos.
Hoy
se apela a la integración y a la adaptación en un mundo que lidia con la
disgregación social, la violencia, la intolerancia, la guerra y la
naturalización de la pobreza. Torres (2005). Agregaríamos que hay que apelar,
de manera positiva, a formar un individuo que sea capaz de crear, ya que como
bien dice Alain Touraine (1997, citado por Tedesco, 2004): “En un mundo en
cambio y fuera de control, no existe otro punto de apoyo que el esfuerzo del
individuo para transformar las experiencias vividas en construcción de sí como actor”.
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Referencias
Ley General de Educación de la República
Dominicana, 66-97.
Tedesco, J. C. (2004). Igualdad de
oportunidades y política educativa. Cadernos de pesquisa, 34 (123), 555-572.
Torres, R. M. (2000). Reformadores y docentes. El
cambio atrapado entre dos lógicas. Instituto.
Torres, R. M. (2005). Justicia educativa y justicia económica: 12
tesis para el cambio educativo. Movimiento
Internacional Fe y Alegría. Madrid.
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